24/9/12

¡Pero bueno!

Mirad qué señal de dirección prohibida me han puesto cerca de casa sin venir a cuento. Es verdad que la carretera era estrecha y con poca visibilidad de cara a la zona de Santa Marina, que es muy fácil pegársela, pero esa carretera lleva siendo de doble sentido toda la vida sin mayores consecuencias. Home, no me jodas. Y como no hay alteración urbanística que justifique tal ataque a los derechos humanos del vecindario, han decidido poner un carril-bici. La política de carriles-bici ha sido siempre de risa y el cambio de gobierno no ha hecho más que continuar esa dinámica. Son estrechos, intermitentes y van pegados a muros o a zonas de aparcamiento para no molestar mucho a los peatones, por lo que los ciclistas siguen yendo, con toda la legitimidad del mundo, por donde les da la gana. Nada que ver con otras ciudades como Gasteiz, donde, como ya comenté en otro post, los carriles bici sí son funcionales y sí incentivan el uso de este medio de transporte.

En cualquier caso, siempre puede resultar un pasatiempo divertido sentarse en la esquina con un buen cuenco de palomitas y ver cómo la gente que no está acostumbrada a la nueva señal hace maniobras extrañas para evitar cometer una infracción (que encima es de las gordas). Siempre pasa cuando hay una nueva señal de dirección prohibida. Aunque en este caso la mayoría de gente no se pispa y sigue circulando como siempre. De hecho yo no sé cuánto tiempo lleva ahí la señal y seguro que la pifié más de una vez. La posible multa debería pagarla el ayuntamiento, por listos.

¡Basta ya de represión automovilísitca!

2 comentarios:

Jadeth dijo...

Un buen berrinche, sí señor! Yo tengo una al lado de casa, en un descampado pero a nadie le importa lo más mínimo, pasan de todo (me incluyo)


1 huesito

Luis dijo...

Jajaja la dirección prohibida que no va a ninguna parte.

Por cierto, ¡cuánto tiempo!