3/9/16

Perder el tiempo

Hoy es uno de esos días en los que te quedas viendo el tiempo pasar como una vaca que ve pasar el tren. Tic tac tic tac, hace calor, se te ocurren un montón de cosas que hacer pero TODAS te dan una pereza increíble. Has reservado algunas actividades supuestamente productivas para después de cenar, pero claro, para eso tiene que llegar la hora de cenar. Mientras tanto, esta sensación agobiante de estar perdiendo el tiempo.

Una cosa que he aprendido en los últimos años, y que ojalá hubiese aprendido antes, es a valorar mi tiempo (que no a aprovecharlo, por desgracia). A ser consciente de que, si sumase todos los segundos que desperdicio haciendo el chorras, prolongando el tiempo que pasa entre que me despierto y efectivamente salgo de la cama, mirando el móvil, pensando antes de escribir (tengo la teoría de que si escribiese contrarreloj el resultado sería mejor y más natural, de hecho un día voy a probar) y un largo etcétera, si sumase todo ese tiempo, digo, resulta que lo mismo tendría dos o tres horas más al día para hacer cualquier otra actividad. Y dos o tres horas dan para muchísimo.

Hace diez años para mí la vida era eso que pasaba entre ciego y ciego que te pillabas el finde, sobre todo en verano. Me gustaría coger una máquina del tiempo y soltarle un guantazo a ese yo, a muchos de los posteriores y a prácticamente todos los anteriores. Me gustaría reiniciar mi vida desde los 15 años, por ejemplo. Pienso mucho en ello: hubiera tomado mejores decisiones; es verdad que tomarlas implicaría bifurcarme por una línea temporal alternativa donde no pasan determinados acontecimientos ni conozco a determinadas personas, pero creo que al final los beneficios serían mayores. Me gustaría, también, darle menos vueltas al pasado y darle más vueltas al presente y al futuro, dejar de sentir esa incómoda sensación al recordar aquel momento ridículo cuando tenías 23 años y... bueno, eso creo que pasa en  las mejores cabezas.

¿Es este post un ejercicio más de pérdida de tiempo? No. Poner las cosas por escrito nos ayuda a centrarnos, a veces a ver el asunto con más perspectiva. Escribir sobre nosotros mismos nos sirve para tener un poco más claro quiénes somos, qué queremos y hacia dónde vamos. Para ser mejores personas, en definitiva.

No hay comentarios: