17/8/15

Eh, buscadores de novias

El mes pasado o así conocí a una chica en una página de ligar. Al principio nos entendimos bastante bien porque teníamos gustos parecidos y estábamos de acuerdo en muchas cosas. Todo iba bien hasta que alguien sacó el tema de las relaciones de pareja, empezamos a discutir y la cosa se fue torciendo hasta que un día dejé de sentirme cómodo hablando con ella, así que simplemente pasé seguir hablando, esperando que ella hiciera lo mismo. Sin más. Un defecto y una virtud que tengo es que no me gusta enzarzarme en peleas sin sentido, de modo que si la otra persona me pone difícil el diálogo sosegado, adiós muy buenas, sin más explicación. Como cuando eres un troll de internet y te banean fulminantemente sin previo aviso. Bueno, el caso es que ella volvió a la carga y consiguió otra oportunidad a pesar de que ni se dignó en reconocer que su comportamiento no era ni medio normal, pero bueno, entendí que podría ser uno de esos casos en los que se empieza con mal pie y probé a hacer tabla rasa. Dos días después, así por las buenas, me comunicó que no quería seguir conociéndome porque era un egocéntrico (¿?) y me bloqueó. Yo me quedé con la sensación de que había hecho todo esto para poder ser ella la que me rechazase a mí, y no al revés. Me dio tiempo a despedirme de forma cordial y amable, sin ningún tipo de ironía, y la borré de mi agenda. En su momento me jodió porque le había dedicado mucho tiempo, pero unas cervezas y como nuevo.


Hace años conocí a una chica en un contexto que no voy a mencionar y que siempre me cayó mal. Pero fatal, oye. Por circunstancias de la vida, hace meses empezamos a tener más contacto y fui poco a poco fui descubriendo que no era tan borde como pensaba, que tenía un mundo interior increíble y que me encontraba muy cómodo con ella cerca. Torpemente (como siempre) conseguí liarme con ella y la cosa se quedó ahí porque al parecer alguien fue contando por ahí que yo andaba fardando de conquista (mentira), así que ahora ella trae un rebote de tres pares de narices mientras a mí me quema por dentro una sensación que mezcla ira y tristeza. Sí, como los personajes de la mediocre Inside out, que ahora deben de estar echando el polvo del siglo. He probado a darle a la cerveza, pero, si bien en casos como el del primer párrafo el alcohol ahoga las penas, en este caso los agrava. 

Pero este post no es para contar las últimas novedades de mi vida sentimental, o al menos no sólo es para eso. Yo lo que quería es hablar de dos actitudes que puedes tener ante la soltería: buscar pareja o no buscarla. Si buscas pareja acabas encontrándola. Yo lo hice el año pasado y no me llevó mucho tiempo, la verdad, y era una buena chica. El problema es que la acabas encontrando previsiblemente, y eso hace que sea todo muy frío, casi burocrático. No te sorprendes, maravillado, de sentir mariposas en el estómago (odio esta expresión, pero es la que me sale ahora mismo), sino que vas a por ellas y, en muchos casos, si no están te las inventas. Así no mola nada, es forzar las cosas. Cuando más mola es cuando te pilla por sorpresa, cuando te da por el culo porque ya tenías tus esquemas vitales montados y llega alguien y te los rompe de forma que no puedas reconstruirlos. Esos momentos que en tu vida puedes contar con los dedos de una mano.

Esa gente que simplemente huye de la soledad, que se registra en páginas web y pone "busco relación seria" no tiene ni idea, la verdad. Las cosas no funcionan así. O puede que sí; no quiero decir que todos los buscadores de novia van en busca de una farsa, pero el resultado no será nada especial. Vivid vuestra vida y centraros en gustaros más a vosotros mismos y en ser felices sin que ello dependa de terceras personas. Cuando tengáis esto, tarde o temprano aparecerá alguien con quien queráis compartir esa felicidad. Y si no aparece, os dará igual. Esa es la clave.

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