14/1/15

Ernesto Sábato

¿Cómo demonios hacen ciertos hombres para detener a una mujer, para entablar conversación y hasta para iniciar una aventura? Descarté sin más cualquier combinación que comenzara con una iniciativa mía: mi ignorancia de esa técnica callejera y mi cara me indujeron a tomar esa decisión melancólica y definitiva.
No quedaba sino esperar una feliz circunstancia, de esas que suelen presentarse cada millón de veces: que ella hablara primero. De modo que mi felicidad estaba librada a una remotísima lotería, en la que había que ganar una vez para tener derecho a jugar nuevamente y sólo recibir el premio en caso de ganar en esta segunda jornada.

El túnel

No hay comentarios: