29/10/14

Indies, hipsters y gafapastas: crónica de una dominación cultural - Víctor Lenore

...siempre intentaban adelantarse y promover aquellos movimientos repentinos y prolíficos de decisiones grupales, buscando el momento álgido en que un producto o marca alcanzaba una popularidad tan omnipresente que llegaba a las noticias culturales y-barra-o se convertía en carnaza para los los críticos culturales y los humoristas [...] de tal forma que un producto o estilo que se ponía de moda en cierto punto álgido ideal de la gráfica PCM dejaba de requerir grandes cantidades de publicidad de pago...

David Foster Wallace - Señor Blandito

Pues aquí tenéis lo último de esa pequeña gran editorial llamada Capitán Swing: el libro del crítico musical Víctor Lenore sobre el mundo del moderneo. Lo que viene a sostener este hombre en poco más de 150 miserables páginas es que los hipsters son unos cretinos que van de sofisticados sin tener ni puta idea (cosa que ya sabíamos), y que además siguen unos comportamientos que tienen un rollo clasista muy chungo, lo cual se concreta en el desprecio con el que miran a la cultura popular, un individualismo extremo y la definición de las personas por lo que consumen en lugar de por lo que son. Suena guay, ¿no? Estos últimos matices son los principales puntos de interés del libro, ya que, aunque no es muy difícil ver que los coolturetas son... lo que son, pocos nos hemos parado a pensar las implicaciones que ello tiene, como ha hecho Lenore.

Lo malo de este libro es que con lo que os he contado aquí, y con lo que podáis leer en reseñas y entrevistas, ya no necesitáis leerlo. La tesis del autor es la que he puesto arriba, y lo demás es básicamente un montón de anécdotas, a veces suyas, a veces sacadas de otro sitio, a veces de Nacho Vegas, autor del prólogo. Gran prólogo, por cierto.

Como he dicho, Víctor Lenore es crítico musical, por tanto quizá sea pedirle peras al olmo esperar algún dato cuantitativo (más que nada para no tener la sensación de que me está contando lo que me cuenta cualquiera en un bar o lo que canta el Nega en sus temas, "el pequeñoburgués de siempre ahora es hipster") o esperar que no se centrase tanto en la música. Efectivamente, cosas que también son centrales en la cultura gafapasta, como el cine o la literatura, sólo aparecen de muy tangencial, con un para de alusiones al festival de Sundance y a la obra de Pynchon y David Foster Wallace, cit. supra, que por cierto, Víctor, no es nihilista, aunque algunos de sus personajes lo sean.

Por último, después de toda la diatriba contra los modernetes, que más o menos comparto, ¿qué nos queda? ¿Qué nos quiere decir con todo esto? Pasa algo parecido como en Sociofobia de César Rendueles: las redes sociales joden las relaciones sociales de verdad, vale, ¿tiro el portátil por la ventana o qué? En ese sentido, Lenore hace un par de apuntes demasiado breves y demasiado vagos sobre la necesidad de una cultura más horizontal, etc. etc. Ojalá se hubiera tomado su tiempo para imaginar su utopía cultural.

Pero bueno, de todas formas es un libro del que se disfruta, con artillería más que suficiente para destruir el Sónar. Al principio lo empiezas a leer con miedo por si se pone a describirte a ti, pero cuando ves que pone a parir a Los Planetas ya dices: ey, es de los míos.

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