2/6/13

Horror

Cuando sales un sábado noche te puedes encontrar con gente rarísima. La verdad es que es lo más frecuente, y como consecuencia guardo en mi memoria un buen bestiario de fauna nocturna. Conocer gente nueva ya da un poco de miedo porque, aunque parezcan normales, no sabes qué cosas irán apareciendo a medida que avanza la interacción. 

Anoche, por ejemplo estuvimos hablando con unos chavales cuyo modus operandi para emborracharse consistía básicamente en reciclar restos de botellones y posos de cacharros. Esto dijeron después de que aceptásemos pegarle el típico sorbo fraternal a su bebida, claro. Y yo no tengo confianza como para llamar cerdo a alguien que acabo de conocer. Lo peor vino cuando vi por el rabillo del ojo a un miembro de la pandilla encontrar un cachi medio vacío (o medio lleno), vaciar su copa en él y seguir bebiendo con una amplia sonrisa. Ahí ya me dieron arcadas y tuve que despedirme y meterme en el bar. 

Acojonante. Uno echa una mirada al mundo y se da cuenta de que, a pesar de sus manías y paranoias varias, es de lo más normal que hay. La gente está muy colgada. 

4 comentarios:

Opiniones incorrectas dijo...

Coño qué asco, ¿y si has echado un japo antes de abandonar tu bebida? Arggg

Minaith dijo...

Seguro que Cerebro Troll ha desempolvado la lista de enfermedades transmisibles por saliva.

Anónimo dijo...

jej. Ye la primera vez que te veo horrorizau! Y lo peor ye q tovía no se te olvidó y que nunca se te olvidará!!!

Luis dijo...

Todavía no se me olvida, aunque por lo menos ya he dejado de acordarme todos los días.