4/5/13

¡Oh Dios mío, un show de TV sexista!

Ayer vi en las noticias un programa de la tele pública danesa que consistía sencillamente en una tía en pelotas delante de dos hombres que comentan su cuerpo. Sin más. La única regla es que la chica tiene que mantenerse en silencio, no sea que le dé por hablar y diga que un par de señores feos y/o gordos no tienen ninguna autoridad para criticar los cuerpos de los demás. Sería un bajón para ellos y, sobre todo, para los espectadores que se sienten identificados. Y eso no es bueno de cara a mantener una buena cuota de pantalla.

De todas formas, hablar (que no rajar) del sexo opuesto es una actividad de lo más cotidiana en hombres y mujeres. Este programa coge lo que es una conversación normal de dos chavales en un bar y lo coloca en un deliberadamente frío y austero plató de televisión, lo que le da un toque de falsa erudición. No es que sea telebasura; simplemente es la tele. Pilla algo de la vida real y defórmalo para que parezca algo espectacular.  Gran Hermano se basa en la convivencia de toda la vida, pero introduce modificaciones para fomentar que unos se peleen y otros follen, o primero se peleen y luego follen, o al revés. Los telediarios informan de cosas irrelevantes sólo porque tienen imágenes guapas que enseñarnos. Es hacer un poco más ficción la realidad, y un poco más real la ficción. 

Y ahora es cuando llega la pregunta del millón: ¿lo verías si llegase a España? Yo, por mi parte, no tengo ninguna duda: sólo el primero. Excepto si el comentarista fuese Pérez-Reverte, claro.




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