Y no sólo porque esté muy buena, que también. A veces parece que los geniales sarcasmos y trolleos varios de Tyrion eclipsan al resto de personajes de Canción de Hielo y Fuego, pero la Targaryen nunca me dejó de llamar la atención. Termino uno de sus capítulos y rápidamente voy al índice a mirar cuánto queda para el siguiente. No sé, quizá es porque sus cabellos dorados brillan con luz propia.
Daenerys empieza siendo un obsequio para Khal Drogo, un matrimonio concertado con el que su hermano Viserys pretendía obtener un ejército con el que respaldar sus aspiraciones al Trono de Hierro. "Bah, otra mujer-florero", piensas. Pero no. Rápidamente le va cogiendo el truco a lo de ser khaleesi y acaba forjándose un carácter que ya lo quisiéramos muchos, que se manifiesta en todo su esplendor en el magistral momento en el que asiste a la peculiar coronación de Viserys:
He was not a dragon. Fire cannot kill a dragon. Es genial. Y a partir de ahí, siempre hacia arriba. Se queda viuda y no sólo no se viene abajo, sino todo lo contrario: se hace cargo de lo poco que queda del khalassar de Drogo con la intención de reclamar para ella el trono que legítimamente le pertenece. Y en ello está, aunque me abstendré de comentarlo para no entrar en el terreno de los spoilers (aunque el mero hecho de decir que al final de libro quinto todavía está viva ya es de por sí un spoiler).
Por eso, y porque tiene dragones, yo doy mi apoyo a Daenerys para ocupar el Trono de Hierro. Y que Tyrion gobierne en Roca Casterly.
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