8/10/12

Lo de Cataluña: apuntes para el debate

[...] Esta diferencia en el concepto de federalismo puede conducir a conflictos incluso en los casos en que haya poca variación en los poderes reales que solicitan las unidades basadas en la región y las unidades basadas en la nacionalidad. Por ejemplo, algunas personas han propuesto una radical descentralización que fuese de una punta a otra del Canadá, de modo que todas las provincias tuviesen los mismos poderes que actualmente demanda Quebec. Esto se propone a fin de evitar la necesidad de reconocer un «estatuto especial» a Quebec.  La respuesta de muchos nacionalistas quebequeses, sin embargo, fue que la propuesta no daba en la diana. La demanda de un estatuto especial era una demanda que no se proponía simplemente la obtención de este o aquel poder, sino también una demanda de reconocimiento nacional. En palabras de Resnick: «[Los nacionalistas quebequeses] quieren ver que se reconoce a Quebec como nación, no como simple provincia; esta demanda altamente simbólica no puede sortearse mediante la estratagema de una fórmula de descentralización aplicada a todas las provincias». Los nacionalistas quebequeses quieren la asimetría, no sólo para obtener este o aquel poder adicional, sino también por la propia asimetría, como reconocimiento simbólico de que, en Canadá, sólo Quebec es una unidad basada en la nacionalidad.
Will KYMLICKA, "Nacionalismo minoritario y federalismo multinacional", en Will KYMLICKA, La política vernácula: nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía. Barcelona: Paidós, 2003. pp. 149 - 150.

Cuando la conciencia de la unidad de destino ha penetrado hasta el fondo del alma de una región, ya no hay peligro en darle Estatuto de autonomía. La región andaluza, la región leonesa, pueden gozar de regímenes autónomos, en la seguridad de que ninguna solapada intención se propone aprovechar las ventajas del Estatuto para maquinar contra la integridad de España. Pero entregar Estatutos a regiones minadas de separatismo; multiplicar con los instrumentos del Estatuto las fuerzas operantes contra la unidad de España; dimitir la función estatal de vigilar sin descanso el desarrollo de toda tendencia a la secesión es, ni más ni menos, un crimen.
José A. PRIMO DE RIVERA, "España es irrevocable", en F.E., nº15, 19 - VII - 1934. 


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