11/8/12

Star Wars: lethal alliance

Cuando me puse a buscar juegos para mi nueva DS, en un mundo que me resultaba nuevo después de muchos años más atento a otros menesteres, una de las primeras cosas que hice fue coger la lista de juegos disponibles y mirar la letra S: llevaba desde el Rogue Squadron (N64) sin jugar a un juego de Star Wars, y eso en alguien como yo no se puede tolerar, por lo que tardé poco en bajarme un par de juegos de esta épica saga. El primero de ellos fue el Lethal Alliance. En este plataformas, nos ponemos en la piel de una mercenaria twi'lek llamada Rianna Saren, que comienza trabajando para la Alianza Rebelde a las órdenes de Kyle Katarn, pero el asunto termina volviéndose algo personal, ya que entre los colaboradores del Imperio se encuentra su viejo archienemigo, un zabrak llamado Kheev. Las circunstancias llevan a Rianna a recorrer planetas como Coruscant, Tatooine, Alderaan, Mustafar, Danuta y Despayre, con la obligada visita a la Estrella de la Muerte, cuya seguridad siempre deja bastante que desear: los enemigos del Imperio entran y salen como Pedro por su casa.

Rianna es acompañada por ZEEO, un robot que viene a cumplir las funciones de una unidad R2, con la diferencia de que este trasto vuela y te puedes subir en él para aniquilar a tus enemigos de forma acrobática y elegante, entre otras cosas. Los niveles, pocos pero muy largos, no se reducen a saltar y pegar tiros, sino que también exigirán cierta inteligencia para desbloquear sistemas de seguridad resolviendo algo similiar a un puzzle, además de alguna prueba de habilidad con la pantalla táctil que en más de una ocasión ha puesto a prueba mi paciencia. En todas las pantallas hay una especie de prueba de velocidad, consistente en subirte en el robot y avanzar rápidamente sin matarte. Y como se han empeñado en meter una prueba tan singular en todos y cada uno de los niveles, sobra decir que en el 80% de los casos está metido con calzador.

Vamos, que al final acaba resultando todo un poco cansino, monótono y más aburrido que Sevilla sin Sánchez Gordillo. Es encontrarse siempre los mismos obstáculos, casi en idéntico orden, pero en distintos escenarios, como su fuese lo mismo caminar por Tatooine que por Coruscant. Y todo ello aglutinado por un argumento con poca chicha y previsible. Un videojuego totalmente prescindible.

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