31/5/12

Un alijo de cintas

Estos días estoy dedicándome a limpiar y ordenar, con el fin de racionalizar el poco espacio disponible, los lugares de la casa más polvorientos, inaccesibles y llenos de arácnidos. Ya sabéis cómo va esto: levantar un cartón, ver a una araña salir corriendo, irse aterrorizado y volver equipado con poco menos que una armadura. A pesar de los peligros, de vez en cuando van apareciendo joyitas como los estatutos de la comunidad de vecinos, el manual de la aspiradora que tiramos hace años, la última carta superviviente de mi baraja de Pumuki, un instrumento de la edad de piedra (literalmente) y un montón de cosas más. Pero lo que no me esperaba era encontrar un auténtico tesoro como la colección de casetes de papá

 
Aquí hay tantas cosas maravillosas que no sé ni por donde empezar. Cintas de Antonio Machín a dolor, villancicos andaluces, un montón de sevillanas, los grandes éxitos de Tom Jones interpretados por un tal Tony James... y lo mejor de todo, un montonísimo de cintas grabadas que me voy a dedicar a estudiar detenidamente. Las cintas grabadas sin etiqueta son lo mejor porque no sabes lo que te vas a encontrar: es meterla en el radiocasete (hola, años 90) darle al play y que Dios nos pille confesaos. Son documentazos históricos de primer orden que hay que reivindicar más. Ahora mismo tengo una delante que sencillamente pone "Varios" y añade que está grabada en la discoteca Claxon el catorce de junio de 1983. Me la voy a poner ya, por mucho que le joda a los vecinos.

Y lo mejor es que todo esto no es más que la punta del iceberg. De aquí hasta el próximo miércoles mi casa será una... ¡fiesta analógica!

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