Tras la magistral Saga de Hades y tras la interesante precuela El Lienzo Perdido, llega a las pantallas de nuestros ordenadores (de momento) una nueva entrega de esta épica historia de mitología, honor y gloria. Si tuviese cierta coherencia con el resto de la serie debería estar ambientada en el siglo XXII, pero los de Toei no se han mojado y le han dado al ambiente un toque más intemporal del que ya tenía la precuela, que transcurre en el siglo XVIII. Aceptemos pulpo como animal de compañía, venga.
En cualquier caso, nuevas y apasionantes aventuras nos esperan de la mano de Koga de Pegaso, Soma de León Menor, Yuna de Águila, Edén de Orión, Ryuho de Dragón, Haruto del Lobo y Seiya de Sagitario, que se enfrentarán al malo malísimo dios Marte para salvar al mundo de las fuerzas del mal, supongo. Es así de simple y así de maravilloso.
De lo poco que he visto, me gustan las nuevas armaduras, más estilizadas, especialmente la de Pegaso, que recupera esos bordes rojos que había perdido después de la Saga del Santuario. Los personajes quizá tengan un aspecto muy aniñado, aunque qué diablos, lo que sucedía es que en sagas anteriores eran demasiado adultos. Lo que no me mola nada es que ahora las nuevas armaduras parecen ser una especie de espíritu encerrado en una especie de colgante de cristal (wtf?) frente a las viejas armaduras vivas que se llevaban en aquellas cajas tan chulas. Y Marte es basante feo, la verdad. Hace ya mucho tiempo que asumí que pedir un malo guapo era pedir demasiado, pero por favor, al menos que le hagan antropomorfo.
Y respecto al opening, al principio pensé que iba a ser un coñazo como el de Hades-Santuario, pero luego nos da una versión cañera de Pegasus Fantasy que pide a gritos ser mi nuevo tono de celular. Juzguen ustedes mismos:
Y aunque mirándolo con lentes objetivas habría que decir que esto va a ser más de lo mismo, ante cualquier cosa que lleve la marca Saint Seiya yo sólo puedo decir una cosa:
1 comentario:
Bajando! ;)
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