2/4/12

Cine, crisis y cultura de masas

Como sabéis, algunos cines, por no decir la mayoría, cobran precios abusivos por cada entrada. Dicen que la gente ya no va tanto al cine por la piratería, pero yo prefiero un millón de veces ir al cine, a pesar de los palomiteros ruidosos de la fila de atrás, que tragarme un TS-screener que se suele ver como el culo. Si la entrada costara lo que costaba en mis años mozos (cien duros como mucho), iría más a menudo, todos ganaríamos y el mundo sería más feliz. Pero de momento no puede ser.

Este sábado me he pasado la tarde en el cine. He visto dos películas, las que sean, qué más da. Saque la entrada para la primera y, cuando acabó, me metí en otra sala sin pasar por taquilla. Además, en ambos casos ocupé las butacas VIP, y todo el mundo a mi alrededor parecía chusma. Así fue como conseguí pagar un precio justo por ir al cine en pleno siglo XXI. Hay que estar de buen humor para ver dos películas seguidas y además es difícil dar con una semana en la que coincidan dos pelis interesantes en cartel, pero el gesto merece la pena, aunque sea simbólico.
Y ahora que os he dado la idea, ¡no lo hagáis!

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