28/2/12

Tengo que aprender submarinismo

E irme a vivir al sur. Es que acabo de leer en Vozpópuli (y cuando digo que lo acabo de leer en Vozpópuli quiero decir que lo he visto en el Menéame) que todavía queda en los pecios atlánticos más oro que en el Banco de España. Dicen que cuando intentas atracar el Banco de España, que ya te da el subidón con soñarlo, la cámara acorazada se inunda con el agua de la fuente de Cibeles. Pues con los barcos hundidos no habría ningún problema porque ya están bastante inundados: sólo habría que saber buscar en la inmensidad del oceéano.

Que le den por el saco a las cuestiones de patrimonio; la crisis económica y la crisis moral van de la mano. El sistema me pide que consuma y yo quiero consumir, pero para consumir necesito pasta, y para conseguir pasta necesito encontrar trabajo o robar. Y como lo primero es cada vez más difícil, lo segundo es cada vez más atractivo, sobre todo si lo combinas con historias de piratas, deportes de aventura, Pérez-Reverte llamándote hijo de puta en su artículo de los domingos...

Ni siquiera me lo llevaría todo. Con una provisión personal para vivir bien sin dar palo al agua seria más que suficiente, y eso no representaría ni la mitad de la mitad de la mitad de lo que hay. Además, ¿alguien cree que todo ese oro a acabar en museos? La mayoría se morirá de asco en una cámara acorazada hasta el fin de los tiempos. Y como cantaba El Fary, el dinero hay que ganarlo, pero luego hay que saber gastarlo. Esas monedas estarían mejor en los bolsilos del pueblo, y más concretamente en los míos.

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