Otra movida

 Oh, pero por favor. Se supone que esto iba a ser otra movida, no una versión veraniega con olor a fritanga refrita de los programas de sobremesa de Cuatro y laSexta, con la misma política de combinar tías buenas (porque a nosotros ante todo nos gustan las tías buenas) y tíos simpáticos (porque a ellas ante todo les gustan los tíos simpáticos) que al parecer nunca falla, con los presentadores riéndose de sus propios chistes malos, entrevistas muermo de la Pedroche, las nunca vistas imitaciones de Matías Prats y... esperad... ¿es eso una broma acerca del sobrepeso de Flo? Sí, lo es. 

Al cuerno se ha ido mi última esperanza de pasar un rato entretenido durante esa hora crítica en la que es muy pronto para las tareas de la tarde y muy tarde para las tareas de la mañana. Sólo me hizo gracia la sección en la que alguien del público tenía que lograr hacer reír al seriecísimo contable de la cadena a cambio de cien euros. Y me hizo gracia no por el hecho de que el susodicho contable no moviera ni un músculo de su cara, sino porque aquel impasible rostro era el reflejo, el tipo ideal, de buena parte de la audiencia que todavía no había cambiado de canal. 

Eso sí, es un programa genial para la siesta. Mucho mejor que esos documentales sobre vida extraterrestre que suelen poner en el Canal de Historia (¿¡!?). Además, si tienes un poco de suerte te despertarás en pleno capítulo de Como conocí a vuestra madre y olvidarás ese regustillo de vergüenza ajena que te deja el nuevo programa de Flo. Y el día vuelve a empezar.