22/7/11

Adolf


Osamu Tezuka nos cuenta, a través del periodista Sohei Toge, las historias de tres hombres llamados Adolf. Se trata de Adolf Kamil, judío alemán exiliado en Japón; Adolf Kaufmann, hijo de un miembro del consulado alemán en Kobe; y el presidente de Alemania, Adolf Hitler.Todo transcurre en torno a unos documentos que, de hacerse públicos, supondrían el fin prácticamente inmediato del Partido Nazi, lo que pone en marcha una violenta pugna entre quienes quieren destruir esos documentos y quienes pretenden publicarlos.  Todo esto  le sirve al autor para ofrecernos un relato ameno y absorbente, pero también muy duro, al mostrarnos con todo lujo de detalles los aspectos más bajunos del comportamiento humano: envidia, traición, odio...  todo enmarcado dentro de la guerra, donde lo peor de nuestra especie se muestra en todo su esplendor. 

El manga tiene el aliciente de que nos muestra aquella convulsa época desde el punto de vista japonés, algo que suele brillar por su ausencia en nuestra eurocéntrica historiografía, que pocas veces se molesta en explicar qué hace tan lejano país metido en este quilombo. Aquí no suele interesar la política expansionista del militarismo japonés, tan similar en muchos aspectos a la de Estados Unidos. Pocas veces se nos muestra el ensañamiento de la aviación norteamericana con los civiles, que hace que nos cuestionemos, más aún, la clásica dicotomía de buenos y malos. 

Pero no sólo se trata de un relato más acerca de la segunda guerra mundial y el holocausto, ni de otro alegato antibelicista, sino de una interesante exploración más profunda de la psicología individual y, sobre todo, de la relación del individuo con el colectivo en torno a la idea de Justicia, algo que Tezuka logra magistralmente sin recurrir a divagaciones ni abstracciones postmodernas (que es lo que tanto gusta ahora), sino con un relato coherente y equilibrado en forma de thriller.

Merece mucho la pena. Además, si os hacéis con la edición integral de Planeta, tendréis a modo de epílogo un artículo de Florentino Rodao (profesor de relaciones internacionales en la Complu) que aclara algunos aspectos históricos de la obra y que es una delicia de leer.

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