El problema de fondo sigue ahí. Sea verdad o no que la batalla surgió así de repente y no fue producto de una quedada por Whatsapp, lo cierto es que todo esto no es más que el resultado de una de esas cacerías neonazis que se celebran cuando esta gente se junta para ir al fútbol. Me alegra que el Atlético de Madrid haya expulsado del Calderón al Frente Atlético y ojalá otros clubes que tengan organizaciones equivalentes sigan su ejemplo, pero no basta. Estas peñas deberían ser ilegalizadas por su carácter intrínsecamente violento, y el que no lo quiera ver, que siga viviendo en su mundo de gominola. Ellos dirán que sólo son organizaciones apolíticas de aficionados al fútbol y que el hecho de que algunos de sus miembros se metan en peleas no quiere decir nada. Yo os digo que los cojones.
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