28/12/13

Nymphomaniac

A ver, no puedo decir mucho de la peli porque realmente es lo de menos. Cuando vas al cine a ver Nymphomaniac (me niego a poner los paréntesis) vas a lo que vas. En la sala sólo había tíos con pinta chunga y algunas parejitas con ganas de darle algo de saborío a su vida sexual, y lo más parecido a un hipster que estaba allí era yo. Me senté atrás del todo; varias butacas a mi diestra había una parejita que ya se estaba sobando antes de que empezara la peli, y un par de asientos a mi siniestra había un tío de unos cuarenta años. Con la primera escena sexual pasó lo que me temía: el tío se sacó la chorra y empezó a tocarse mirándome fijamente. Yo clavé mi vista en la pantalla fingiendo que no me había enterado, pero cuando me quise dar cuenta el tío estaba a mi lado. Me cogió la mano y la puso sobre su miembro. Ahí debería haberle soltado una hostia, pero por alguna razón me dejé llevar, qué cojones. Lo demás ya es demasiado escabroso para contarlo detalladamente.

Inocentadas aparte, que ya veis que me he quedado sin ideas, Nymphomaniac me ha sorprendido gratamente. Se ve bastante bien, no se pasa de extravagante y las escenas de sexo explícito son menos de las que da a entender la propaganda, por lo que si alguien cree que puede usar esta película para masturbarse o para iniciar una noche romántica con su pareja se va a llevar una decepción. De hecho, la parejita que se metía mano a mi lado (porque esto desgraciadamente sí era verdad) salió del cine cuando aún quedaba media hora. Tal y como están ahora los precios del cine, si buscaban morbo, mejor lo hubieran hecho detrás de un arbusto del Campillín y hubieran donado el dinero a una ONG.

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