Turbo

Todo empezó con Cars, una peli de carreras de coches. Luego llegó Aviones, una peli de carreras de aviones. Y ahora los de Dreamworks se han animado a explotar también el filón de la velocidad con Turbo, una peli sobre un helix aspersa naranja cuyo sueño es competir (y ganar, por qué no) en las 500 Millas de Indianápolis. Entiendo que este tipo de películas se dedican precisamente a contarle a los niños que puedes hacer realidad tus sueños si realmente te lo propones, pero esto es excesivo. Además, el caracol protagonista no consigue su asombrosa velocidad gracias al duro entrenamiento, sino que, de alguna forma que todavía no alcanzo a entender muy bien muy bien, se cayó en una marmita de óxido nitroso y le dio el poder de la supervelocidad. O sea, que lo que le cuenta esta peli a los niños es que para qué esforzarte pudiendo doparte.

Además de tener un argumento ridículo y enviar un mensaje poco adecuado para los más peques, Turbo es visualmente peor que las pelis de Pixar, los personajes tienen un carisma igual a cero, se desarrolla de una forma tópica y predecible... una absoluta mediocridad, en fin, que da igual, nos gastamos un pastón en marketing y la gente va a ir al cine igual. Lo único interesante es una mera curiosidad: el malo es David Villa.