Regreso al futuro

Hoy es la noche en la que termino de ver por primera vez la trilogía de Regreso al futuro. Como sabéis, tengo una cultura cinematográfica bastante amplia, pero hay algunas lagunas graves que suelen provocar en los demás un sonoro ¿¿CÓMO QUE NO LA VISTE?? En este caso, además, me suelen preguntar por mi infancia. Mi infancia fue buena porque he crecido sabiendo perfectamente quién es Doc y por qué construye una máquina del tiempo con un Delorean, de modo que nunca (hasta hace un par de semanas) sentí la necesidad de ver las películas, supongo que porque nunca antes había tenido la sensación de no haberlas visto, de que me faltaba algo. 

Las dos primeras películas me han parecido una maravilla y llevo toda la semana esperando a esta noche para ver la última. El problema es que, cuando termine de verla, habré terminado de ver la trilogía. Ya no podré volver a verla por primera vez nunca más y tendré que esperar muchos años para que el factor nostalgia haga que el visionado de estas películas vuelva a ser una experiencia casi mágica.

Una tal Victoria había dicho una vez que lo mejor del beso no era el beso en sí, sino el instante previo. Yo estoy en ese instante previo, dándome cuenta de que sólo tiene sentido porque/cuando termina. Como una estrella fugaz.