Hace ya unos días. La idea inicial era dejarlo abierto para poder volver a leer viejas actualizaciones y sentir nostalgia, pero decidí cerrarlo cuando volví a leer viejas actualizaciones y no sentí nostalgia, sino vergüenza, vergüenza de lo gilipollas que era hace no más de cuatro años. No sé si era por las ideas o por la forma de transmitirlas, pero sentí que aquello tenía que desaparecer de la faz de internet inmediatamente. Por eso me no tembló el pulso a la hora de poner fin al fotolog con el que tanto tiempo había perdido y que tanta fama me había dado.
Esto tiene sus precedentes con mi pequeña aventura en Live Journal. Tenía un blog allí, pero lo usaba básicamente para dar parte de mi situación sentimental a una persona (aunque fingía dirigirme a un público amplio). Cuando dejó de cumplir su función, aquel blog desapareció más rápido que un capitalista en la URSS y yo aprendí que no se llega a ninguna parte jugando con todas las cartas boca arriba.
Por cierto, esta es la segunda vez que escribo la entrada nº400. Durante el proceso de renovación del blog he estado revisando entradas antiguas y, aunque he indultado a muchas, algunas han pasado a mejor vida. Espero que mi yo-futuro no me odie tanto como el yo-presente odia al yo-pasado.
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