Cuando yo era joven, jugar a un multijugador requería cierta organización: en casa de quién, quiénes vamos, a qué hora, cuántos mandos hacen falta, qué juegos hay que traer, etcétera. Ahora, como se puede jugar por internet, no hace falta salir de casa. Ni siquiera es necesario tener amigos.
Hoy he probado el multijugador on-line. Es tal y como me habían dicho. Te enfrentas a críos que no deben de llegar ni a los quince años, piensas "yo ya jugaba a esto cuando tú ni siquiera habías nacido", y acto seguido te cae una soberana paliza. Empieza la partida y a los cinco minutos ya notas que no puedes acabar las frases: "pero qué...", "pero cómo...", "pero de dónde...", y poco después aparece en tu pantalla un mensaje de tu rival mofándose de lo malo que eres y llamándote n00b mientras te da el golpe de gracia.
Al menos siempre te quedará el consuelo de pensar que probablemente te hayas enfrentado a un friki sin vida social que se pasa doce horas al día delante del PC porque su novia vive en Yokohama, o por ahí.
Hoy he probado el multijugador on-line. Es tal y como me habían dicho. Te enfrentas a críos que no deben de llegar ni a los quince años, piensas "yo ya jugaba a esto cuando tú ni siquiera habías nacido", y acto seguido te cae una soberana paliza. Empieza la partida y a los cinco minutos ya notas que no puedes acabar las frases: "pero qué...", "pero cómo...", "pero de dónde...", y poco después aparece en tu pantalla un mensaje de tu rival mofándose de lo malo que eres y llamándote n00b mientras te da el golpe de gracia.
Al menos siempre te quedará el consuelo de pensar que probablemente te hayas enfrentado a un friki sin vida social que se pasa doce horas al día delante del PC porque su novia vive en Yokohama, o por ahí.
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