Cómo conseguir que te pongan nota

Viernes 26:

Me avisan de que ya han salido las notas de medieval. No puedo estar todo el finde imaginándome el papel en el tablón sin saber qué dice acerca de mí, así que acudo raudo y veloz a Oviedo a sabiendas de que eso significa retrasar media hora el viaje a Santander. Llego al campus y miro las notas. No encuentro mi nombre. Repaso la lista unas ocho veces. No estoy en la lista, ergo figuro como no presentado. Mascullo juramentos y maldiciones.

Lunes 29:

Día de junta de facultad. Me acerco al despacho de la profesora. No hay nadie, sólo Lucía en el pasillo, cuya nota tampoco aparecía. Llega la hora de la junta y una de las primeras cosas que dice el decano es que Soledad excusa su asistencia, vamos, que no viene. Mascullo juramentos y maldiciones.

Martes 30:

Voy (otra vez) al despacho de la profesora. Esta vez tiene que estar por narices, y está. Lucía y yo le comentamos nuestro problema, Soledad hace un gesto de asombro y se pone a buscar entre los exámenes. Allí estaban los nuestros; simplemente había sido un olvido. Salimos traquilos, con la alegría propia de quien acaba de solucionar un problema.

Jueves 2:

Lucía me comunica que en su calificación de la asignatura le pone "no presentado". Voy a mi espediente y constato que a mí me dice lo mismo. Mascullo juramentos y maldiciones mientras le escribo un correo a la profesora, haciendo un gran esfuerzo para no incluir insultos en el texto.

Me responde que tanto el martes como el jueves ambas profesoras de medieval estuvieron todo el día en la facultad y nosotros no aparecimos. Mascullé juramento y maldiciones más alto que nunca, porque odio a la gente que no tiene razón y encima te vacila, pero afortunadamente llegó al minuto un correo rectificando y prometiendo que como muy tarde el martes ya estaría todo solucionado.

Y espero que el martes esté todo solucionado, porque de lo contrario váis a leer la entrada más grandiosa jamás escrita en un blog.