Pokémon Conquest

 Hay muchos juegos de pokémon a parte de los "principales", por decirlo de alguna manera. Salvo el genial Stadium de N64, basado en combates y (gracias a Dios) obviando cualquier intento de argumento, los demás no han llegado interesarme lo más mínimo. Yo creo que esto es por culpa del Snap, un juego que consistía en irte de safari a sacar fotos a pokémon y que, como ya podéis intuir, era una putísima mierda.

Aun así, no sé por qué, decidí probar el Pokémon Conquest. Supongo que fue una corazonada. Y la verdad es que fue todo un acierto, no como aquella corazonada de los Juegos Olímpicos que tanto tiempo y dinero les costó a los sufridos habitantes de Madrid. Se trata de un juego de estrategia ambientado en el Período Sengoku del Japón feudal: te pones en la piel de un joven señor que tiene como objetivo conquistar a los vecinos para unificar el reino, y en la vanguardia de tus ejércitos están los pokémon. El sistema de juego es totalmente distinto al original; es mucho más dinámico y entretenido, aunque en ocasiones se echa de menos un poco más de margen de maniobra para tus pokémon, que están limitados por un único ataque. Otro de sus atractivos es que también tienes que preocuparte de dejar bien protegidas tus conquistas, no sea que a algún otro caudillo le dé por atacarte en un momento poco oportuno y te pille con el culo al aire. La ambientación, por otra parte, está guapísima, tanto a nivel gráfico como por esa música que consigue meternos de lleno en la época, e incluso nos provoca ganas de escribir haikus sobre la oruga que camina sobre la verde hoja y todas esas cosas con las que tanto posturean los frikis de la cultura japonesa.

Para finalizar, hay que decir que Conquest sólo es una ligera variación de La Ambición de Nobunaga, un juego con bastante solera en Japón, pero que a España no suele llegar, y de hecho este pokémon tampoco ha llegado a España. Y como en España no me lo quieren vender, pues me lo bajo y disfruto de todas formas. Por ello, voy a cerrar este post con un reivindicativo ¡viva la piratería!