22/1/13

Fifty shades of Grey: a XXX adaptation


Hay novelas que son importantes en la historia de la literatura, ya sea por estar extraordinariamente bien escritas, por ser innovadoras, porque lo dicen los gafapastas o por lo que sea. Y hay novelas que desde el punto de vista literario son irrelevantes, pero que resultan muy interesantes desde una perspectiva sociológica, como es el caso de Cincuenta sombras. El interés sociológico básicamente consiste en que esta trilogía ha logrado que muchachas que toda la vida fueron comedidas a la hora de hablar de sexo se levanten un día e informen a todos sus contactos de Facebook que se han puesto muy cachondas. El número de lectoras cachondas va aumentando exponencialmente hasta que a una se le ocurre decir que en realidad no es para tanto y, como en un crack del 29 erótico, de un día para otro las escenas de sexo ya no valen nada, e incluso resultan un poco ridículas. Chof. Nos vemos en la siguiente moda.

En cualquier caso, el indicador que nos ayuda a constatar que hay algo que triunfa no son las cifras de ventas ni los premios, sino la existencia de versiones porno. Y Cincuenta sombras de Grey triunfa tanto que la película porno ha llegado tan pronto se ha adelantado incluso a la adaptación al cine normal. De hecho, se ha adelantado tanto que Universal Pictures, que ha pagado cinco millones por los derechos cinematográficos, ha denunciado a Smash por hacer esta peli gratis. Lo que le jode a la Universal es que ahora van a tener la sensación de estar haciendo la versión light de una peli porno, juas juas juas. Que se jodan, por haber producido Battleship.

Y ahora, vamos al lío: se trata de una peli bastante larga, de más de dos horas y media, algo bastante inusual en este género. Anastasia Steele y Christian Grey son interpretados por Allie Haze y Ryan Driller respectivamente, y están prácticamente solos cargando con la responsabilidad de calentar al personal. Es cierto que hay un par de polvos en los que intervienen otros actores, pero están muy mal justificados y dan la sensación de haber sido metidos con calzador, como si fuese metraje de otra película, así que no aportan gran cosa, salvo algunos momentos de dominación femenina para equilibrar tanto empacho de sumisión, Además, las escenas típicas como tríos o lésbicos brillan por su ausencia, lo que en una porno tan larga puede considerarse una tomadura de pelo. 

Afortunadamente no es una peli BDSM, ni pretende serlo. Obviamente, dada la temática de las novelas, tiene que tener sus cositas: atarse, algo de spanking, algunos golpecitos con la fusta y prendas de cuero, pero poco más. Si hubiesen hecho una adaptación en plan sado (que hubieran podido hacerla perfectamente), hubiera apagado la tele a los dos minutos y este post no existiría, o hubiera escrito uno más genérico comentando que el rollo sado está al nivel de la zoofilia en mi escala de Prácticas Sexuales Que Dan Grima.

En conclusión: aunque podría haber sido peor, no me gustó. No me gustó Allie Haze ni sus minitetas, no me gustó la absurda estructura de los polvos, y por supuesto no me gustaron (ni me gustan, ni me gustarán) las máscaras de cuero ni esa bola roja que se pone en la boca del sumiso. De todas formas no es una peli mal hecha y sí podría gustarle a otra gente con otros gustos, así que no dejéis de verla sólo porque yo no os la recomiende.

2 comentarios:

Raquel dijo...

Y yo me pregunto, ¿no sería más fiel al libro la versión porno que la comercial? En una novela como esta la verdadera adaptación debería ser la pornográfica xD

Luis dijo...

Jajaja no he leído el libro, pero estoy seguro de que tienes razón. De hecho me intriga mucho ver cómo hacen para adaptarla de modo que no la censuren. Me lo imagino en plan Crepúsculo, pero con más planos del actor buenorro de moda quitándose la camiseta.