1/1/13

Maldito 1 de enero

Es el peor día del mundo, en serio. Coge un domingo normal y corriente en el que estés de resaca y multiplícalo por cinco. Has llegado a casa más tarde de lo normal, más borracho de lo normal, te despiertas hecho polvo y sólo puedes proyectar tus pensamientos hacia la noche anterior porque pensar en todo lo que te espera, en ese estado, da un poco de vértigo. Puedes probar a salir a la calle si te ves con fuerzas, pero realmente, pero lo que te encuentras se representa con un "pfffffff" repleto de efes. No hay nada ni prácticamente nadie, y la poca gente que hay te mira como preguntándose por qué no estarás agonizando en casa como la mayoría de la gente. Tú te preguntas lo mismo, claro, pero nadie habla. El día de Año Nuevo suele ser muy silencioso. Y luego, después de todo eso, es cuando caes en la cuenta de que todavía es martes y que tienes la sensación de que es una mezcla entre un domingo cualquiera y el fin del mundo. Y en tu habitación todavía cuelga un calendario de 2011.

Por todo ello quisiera reivindicar otra vez el día cero de enero. Le quitas un día a cualquier otro mes y ya está. A febrero, por ejemplo, que es un pringao. Un cero de enero representaría perfectamente lo que viene a ser el día de Año Nuevo: una transición en la que sólo hay el vacío más absoluto. Pero no un vacío de esos guays que te venden los budistas para enriquecer tu alma, sino un vacío de verdad, de esos que te ponen en un plano en el que no existe nada más que el tiempo pasando hasta el día siguiente, que es cuando se reanuda todo.

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