21/11/12

Criando malvas

"Había una vez un pastelero que tenía un don. Revivir a los seres muertos tocándolos. Su don seguía estas reglas: el primer toque daba vida; el segundo mataba de nuevo, y para siempre; y si revivía un ser más de un minuto, otro ser moría en su lugar".

El negocio era redondo: resucitar a personas asesinadas, preguntarles quién había sido el culpable, volver a matarlas y cobrar la recompensa por encontrar al asesino. El problema llegó cuando le tocó resucitar al amor de su infancia y no fue capaz de darle el segundo toque. A partir de ahí empieza una relación a distancia, pero sin la distancia, muy agridulce.

Es una serie alegre, muy colorida tanto en lo estético como en todo lo demás, pero siempre nos deja con la espinita clavada de ese muro invisible que siempre habrá entre los dos protagonistas, de las caricias que nunca serán y de los besos que sólo se darán con la mirada. A veces la vida es así. Por eso, y por muchas cosas más, esta serie, que encontré hace tiempo por la más pura casulidad, es totalmente recomendable. Bueno, no es que sea recomendable, es que es de visionado obligatorio.

4 comentarios:

Opiniones incorrectas dijo...

No la conocía, ¡muy romanticón estás hoy!

Luis dijo...

¡Yo estoy romanticón siempre!

Anónimo dijo...

joo, que noo!!! que esta serie de angustiaaa!!!

Anónimo dijo...

da , no de!