17/2/12

La deriva del porno español

La aparición de internet ha destrozado la industria del porno tal y como la conocíamos en el siglo XX. Las razones son más que evidentes: antes había que pasar el corte de ir al kiosko a comprar el material, después esconderlo en un lugar discreto y todo ese rollo en el que no me voy a detener porque todos tenemos, o deberíamos tener, anécdotas para dar y tomar respecto a ese tema. Ahora basta con teclear lo que queramos en nuestra página de streaming favorita y lo tendremos gratis al instante. Y si no aparece, don't worry, que seguro en el Torrent o en la mula nos lo podemos descargar. De esto se sacan por lo menos tres consecuencias, que, como siempre, están interrelacionadas entre sí.
  • Las grandes empresas (la gran triada Penthouse, Hustler y Playboy) ya pasan del tema. Se gastan menos dinero en sus producciones o directamente no las hacen, por lo que se pierde calidad. ¿Queréis ver superproducciones como la Cleopatra de Private o la épica Pirates 2: Stagnetti's Revenge? Pues os jodéis, porque eso se va a acabar antes que el frotar. Y no precisamente porque divas como Jenna Haze o Sasha Grey ya estén fuera de juego.
  • Como el usuario tiene abierto todo un mundo de posibilidades, no tarda mucho en cansarse del porno que llevaba viendo toda la vida, por lo que busca cosas nuevas que rápidamente le aburren. Es la frustración típica de la alienación capitalista: tenerlo todo y que no sea suficiente. Por eso, la oferta tiene que renovarse a una velocidad cada vez más vertiginosa. A veces nos encontramos propuestas interesantes, pero la mayoría de las veces suele ser degeneración y más degeneración.
  • Y la más interesante: ahora cualquier paleto hace porno. Y cuando digo hacer porno estoy siendo muy benévolo, porque se limitan a grabarse follando sin ningún criterio, sin equilibrio entre las diversas fases del polvo, y por supuesto sin una iluminación decente y sin montaje y sin nada que suene a una mínima cultura audiovisual (bueno, podría decirse que ruedan planos-secuencia y tal). Que sí, que a veces el rollo amateur está bien, por curiosidad, pero siempre será más interesante ver a profesionales, gente que sabe follar porque vive de ello, antes que a una cincuentona montándoselo con un gordo con el culo peludo. Condenemos la moda postmoderna de querer pajearse viendo a la que podría ser tu vecina: es la manera más cutre de dar salida a las frustraciones del aquí y el ahora.
Por todo ello, la producción de pornografía camina de forma rápida, firme e inexorable hacia una situación que bien podría compararse el mundo mediterráneo tras la caída del imperio romano: atomización y retroceso a todos los niveles.

Y aquí es donde empiezo a hablar de lo español, porque parece que los productores de aquí han encontrado un género en el que realmente se sienten cómodos, que parece estar triunfando bastante dado el número de banners que aparecen en determinadas páginas que, por supuesto, sólo visito como mera curiosidad sociológica. Me refiero a esos vídeos de cámara oculta mezclados con incesto que son más falsos que un amigo de Facebook.
    Madre e hija reales de Tenerife follándose al novio de la madre, madre e hija vascas que se tiran al repartidor, dos hermanas colombianas que se tiran a un segurata... cuando se acaban las líneas de parentesco se juega con otros factores, como lo típicamente español (una tal Kitty fingiendo un robo para follarse a un supuesto agente de la Guardia Civil) o un rollo semiprofesional que parece una parodia (Raquel Abril tirándose por sorpresa al tío que edita los vídeos). 

    Por lo general comienzan con una presentación de las protagonistas (hola, somos tal, queremos dedicarnos al porno y por eso blablabla) mostrando DNIs de palo y fotos retocadas para demostrar que efectivamente son familia. Esto va seguido por toqueteos varios mientras llega la presunta víctima, para ir calentando un poco, ya sabéis. Y finalmente llega el tío, le empiezan a tirar los trastos, al principio flipa en colores y a veces ofrece cierta resistencia (lo que a mí me gusta llamar resistencia simbólica) pero luego se pone al tema como si nada, procurando ponerse bien a la vista de la cámara oculta para que no se note nada que es un fake como la copa de un pino. Cuando termina le preguntan qué tal la sorpresa, responde que guay y fueron felices y comieron perdices (entre otras cosas).

    El resultado, cómo no podía ser de otra forma, es lamentable, como las Pilladas de Torbe o cualquier cosa que haga Torbe en general. Corren malos tiempos para el porno. ¿Tendremos que rebajarnos a salir a la calle y ligar? ¿O podremos sobrevivir con los esos magníficos vídeos que parodian temas de actualidad y que de hecho terminan cuando empieza el folleteo?

    2 comentarios:

    Anónimo dijo...

    eres un demagogo y un quejica. Haz tu lo que ellos no saben hacer, corre. Y deja de criticar tan desafortunadamene como haces.

    Luis dijo...

    Pues si pudiera lo haría, no creas que no lo he pensado...