11 de febrero

La República significó desde el principio algo mucho más amplio que la democratización de la jefatura del Estado. La República, especialmente en el republicanismo español, significó una voluntad de incorporar a la ciudadanía a la vida pública para hacer una verdadera ciudadanía, algo más que un conjunto de peones en una partida de ajedrez entre grupos de poder. Para ello era (y es) necesario acabar con la ignorancia, con el poder de la Iglesia, con los chanchullos de los corruptos, con la explotación de los trabajadores. Encarrilar el país, en definitiva, hacia una mayor igualdad social.

En España se proclamó la República un día como hoy de 1873 y fue abolida al año siguiente por una acción militar por cortesía del general Martínez Campos. Entonces dos partidos monárquicos que venían a ser lo mismo se repartieron el pastel como si fuesen el Cartel de Medellín hasta que la gente se hartó y volvió a traer la República en unas elecciones que de facto fueron un referéndum, que volvió a caer a manos de una acción militar por cortesía del general Franco y sus compinches, que se llevaron a medio país por delante para devolvernos a la situación en la que dos partidos monárquicos que vienen a ser lo mismo se reparten el pastel como Pablo Escobar colocándose con la mercancía. Pero caerán. La población poco a poco va decidiendo dejar de ignorar todos los chanchullos con multinacionales, el tráfico de puestecitos, los robos de cuello blanco, los sobornos a jurados. Y entonces habrá otro once de febrero.