Ayer por la mañana fui a la cafetería y tuve que leer el Marca porque los periódicos de verdad estaban todos ocupados. Tenía una portada chulísima con el Bernabéu sobre un globo terráqueo, ya la habréis visto. Era todo muy épico. Al terminar la segunda guerra mundial, los nazis que pudieron escapar se refugiaron en Sudamérica, y sus elementos retóricos se refugiaron en la prensa deportiva. Todavía recuerdo ese viaje en el tiempo que nos dimos el año pasado durante el Mundial, viendo el gol de Puyol a cámara lenta mientras los comentaristas decían que entusiasmados eso era la raza.
El caso es que el Marca decía que el Madrid - Barça de hoy era un evento mundial equivalente a la Super Bowl. Adjuntaba un cuadro comparativo de los datos del Clásico y la Super Bowl, y resulta que la versión estadounidense del clásico se mea en lo de aquí. No hay ni punto de comparación. De hecho la lectura del Marca me ha servido para darme cuenta de que un Madrid - Barça no es para tanto, que tiene cierta relevancia internacional, pero nada más. Creo que a los señores del diario más leído de España les ha salido el tiro por la culata.
Sea como fuere, yo voy a ver el partido. Al menos los cinco primeros minutos. Luego sacaré un libro que no requiera mucha concentración y me pondré a leer para pasar el rato entre polémica y polémica. Y en la segunda parte seguramente me ponga a seguir el partido a través de los comentarios del Twitter. Y mañana me pondré a pontificar sobre temas de los que no tengo ni idea. En el fútbol belenestebanizado de hoy, el fútbol es lo de menos. Lo que importa son los gritos de la afición, la imagen de cientos de fotógrafos sin cara en los bordes del campo, los ríos de dinero corriendo en las casas de apuestas, las empresas que tienen el privilegio de poder anunciarse en el partido. Es una mezcla entre realidad y ficción funcionando en todo su esplendor. Ya que no puedes vencerlos, únete a ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario