23/12/11

¡Cine norcoreano!

Ahora que, gracias a la muerte del Querído Líder, se ha vuelto a poner de moda ese medio país (aunque eclipsado por la investidura de Rajoy, ains...), voy a aprovechar para hablar un poco del glorioso cine de la República Popular Democrática de Corea. Prestad atención, porque es un tema sobre el que se ha escrito poco y leyéndome os podréis convertir en los mayores expertos de vuestro barrio. Y ser el mayor experto en chorradas, aunque no sea útil para ligar (de hecho es contraproducente), es algo que te hace sentir bien.

Si hubiese que definir el cine norcoreano con una palabra, yo diría que es ochentero.  Era ochentero en los años '80, siguió siendo ochentero en los '90 y es ochentero a principios del siglo XXI,  tanto por la calidad de imagen como por los efectos especiales. Supongo que no es culpa de los cineastas; los recursos que tienen son los que son y no se puede desperdiciar el dinero en hacer películas pudiendo invertirlo en mantener ese ejército desproporcionado que se gastan. Por lo demás, es un cine sencillamente correcto, sin grandes logros y sin grandes meteduras de pata.... bueno, dejémoslo simplemente en que no tiene grandes logros. En cualquier caso, merece la pena porque se trata de un cine muy distinto que aporta perspectivas interesantes. Ahí van algunas ideas:

Pulgasari (Chong Gon Jo y Shin Sang-ok, 1985)
Simplificando: el Godzilla coreano, aunque al parecer tiene su origen en un antiguo mito que por supuesto es anterior al ilustre lagarto japonés. Es un muñequito que cobra vida al entrar en contacto con la sangre humana y que se alimenta de metales hasta alcanzar un tamaño descomunal. La diferencia con Godzilla es que Pulgasari ayuda a los humildes campesinos contra los malvados opresores del pueblo de al lado. Entra dentro de la categoría "no puede no molar". Anécdota gloriosa: uno de los directores, Shin Sang-ok era un famoso director surcoreano que fue secuestrado por Corea del Norte para realizar películas allí.
 Hong kil dong (Kil In Kim, 1986)
Una película de artes marciales que viene a ser una mezcla Tigre y Dragón con Robin Hood. Las coreografías están bien y tal, porque sólo faltaba que una peli de artes marciales estuviera mal en este aspecto, pero cosas como el vestuario y el atrezo podían habéselas currado un poco más. Que no se sabe si esas espadas son de plástico o de cartón forrado con papel de aluminio.

Uri-e Hyang-gi (Our fragance, Jon Jong Pal, 2003)
Se trata de una historia de amor que tiene como fondo la clásica dicotomía entre tradición y modernidad. En occidente la modernidad suele representada por dos jóvenes que se aman a pesar de las opresivas normas impuestas por los ancianos cascarrabias chapados a la antigua, por lo que el destino inevitable de la pareja es vencer o morir. En Corea, la tradición representa la preservación del sagrado caracter nacional (encarnado en este caso Pyong Ho, el protagonista masculino) frente a la globalización occidental que arrebata a los pueblos su identidad (Saebyol, la protagonista femenina). El punto culminante llega cuando Pyong Ho da el discurso de su vida ante unos coreanos mal caracterizados de turistas extranjeros (bigote postizo, barriga de pega y camiseta de Coca-Cola) sobre lo importante que conservar la identidad patria y la gran labor de Kim Jong-il como líder del pueblo coreano.Y no, no os estoy vacilando.

Pyongyang Nalpharam (Phyo Kwang y Chil-min Maeng, 2006)
 Otra de artes marciales. Esta vez está ambientada en el contexto de la anexión de Corea por parte de un flamante Japón Meiji que venía con el subidón de ganarle una guerra a los rusos. El discurso es que cabe esperarse: malvados japoneses occidentalizados que atacan a lo perro y con armas de fuego, mientras los honorables protagonistas combaten con sus manos y la sabiduría ancestral contenida en el libro del Pyongyang Nalpharam, que me parece que es una variante taekwondo. Además de ser soporífera, es una de esas películas con largas secuencias de entrenamiento acompañadas por una canción ridícula que repite el nombre de la peli una y otra vez: Pyoooongyaaaaaang Naaalpharaaaaaaam....

Han nyeohaksaenguei ilgi (A Schoolgirl's Diary, Jang In-hak, 2006)
Se trata de la película norcoreana con más proyección internacional, y quizá la mejor hecha. Está centrada en la vida de una adolescente que se siente agobiada en un entorno rural que no le lleva a ninguna parte, con un padre ausente la mayor parte del tiempo por su total entrega al Trabajo y por tanto a la Patria, y una madre que viene a ser más o menos lo mismo. Si hubiera sido una película occidental, la niña se habría liberado de sus cadenas, pero en este caso (atención, spoiler, por si acaso) acaba dándose cuenta de lo importante que es sacrificarse por la Patria. Hacia la mitad cantan una canción preciosa sobre campos nevados y cosas así, aunque la pifian al llegar a la parte del Querido General.

¡A disfrutarlas todas durante estas fiestas!

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