13/10/11

¿El superhéroe más gayer?


Por mi parte lo tengo clarísimo: Spiderman. Es muy posible que lo diga condicionado miles de artículos de merchandising hortera, especialmente esos pijamas tan feos, pero la idea me ha llegado como una revelación divina en cuanto vi anunciada una actuación de un tal Spiderman en el circo. Todo Spiderman es muy de gimnasia rítmica: su traje, sus movimientos, incluso su actitud de adolescente. 

Porque lo más gayer de todo es su actitud para con Mary Jane. Por favor. Es muy respetable enamorarse de una mujer; a mí me ha pasado alguna vez y es una putada que bien gestionada puede salir más o menos rentable, supongo. Pero cuando el asunto llega a tal punto que interfiere en tu vida profesional de superhéroe, o incluso te absorbe tanto que se convierte en tu vida y condiciona todas tus acciones, tu virilidad es más que dudosa, por mucho que lo intentes arreglar zurrándole a Rhino y deteniendo al Dr. Octopus. Y cuando no eres lo suficientemente macho, la tía acaba por aburrirse y pirarse con el macarrilla de la Harley y la chupa de cuero. Ese debería ser el final de la serie.

¿Sabéis cuándo mola Spiderman? Cuando es Venom. Venom es como ese colega que te llama pardillo cuando corresponde y te hace caer de la burra. Pero otra característica de Peter Parker es su subnormalidad, así que rechazó a Venom para seguir tirándose a Mary Jane a un precio que no compensa. 

Ojo, que muchos crecimos con Spiderman, ya sea con el cómic o con la serie de dibujos (que venían a ser lo mismo) y le tenemos como modelo de superhéroe. No debe extrañarnos que precisamente esta generación haya creado el concepto de pagafantas.

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